2. Concepto antropológico de cultura
Eran las 8:05 de la mañana en Puerto Real, Cádiz, y mi alumno Tomás se levanta y se dirige a mí y se inicia la siguiente conversación:
Tomás: Profesor, tengo fatiga.
Yo: ¿Tienes fatiga a las 8:05 de la mañana?
Tomás: Claro, ¿qué tiene que ver la hora?
Yo: Bueno ¿y qué quieres que haga yo?
Tomás: Nada, ¿puedo ir al servicio?
Yo: ¿Qué quieres ir al servicio?
Tomás: Claro, tengo fatiga.
Yo: (flipando en colores): Vale pues ve al servicio.
Tomás vuelve del servicio con mala cara.
Yo: Qué, Tomás ¿ya has descansado?
Tomás: ¿Descansado? No. He vomitado.
Yo: ¿Qué has vomitadoooooo?
Recuerdo mirar incrédulo a Tomás y a todos sus compañeros. Ellos me miraban incrédulos a mí. Meses más tarde me enteré que “tener fatiga” significaba en Cádiz tener ganas de vomitar (y en más sitios de Andalucía). En Albacete, solo significa “estar cansado”. Nuestras diferencias culturales nos impidieron entendernos. La moraleja, es que es clave conocer y comprender la cultura de los demás.
• ¿Qué es la cultura?
En la antropología, la CULTURA es un conjunto aspectos que determinan las formas de vida de un grupo o sociedad. No se limita solo a las artes o las tradiciones, sino que abarca todos los aspectos de la vida humana.
La cultura de una sociedad incluye:
- Normas y valores. Las normas son el conjunto de reglas y expectativas que determinan cómo se espera que las personas actúen en determinadas circunstancias. Los valores son los principios fundamentales sobre lo que es bueno, justo y deseable. Por tanto, normas y valores guían los comportamientos de una sociedad. Por ejemplo, en EEUU se le da gran importancia al éxito personal, por lo que las personas tienen un comportamiento más individualista. En Japón le dan valor al éxito colectivo, por lo que trabajan más en equipo.
- Creencias. Son las convicciones de que algo es cierto o de que existe. Incluyen creencias religiosas, espirituales y filosóficas. Por ejemplo, en la cultura hindú se cree en la reencarnación, y la calidad de esta dependerá de los actos en su vida. Así, las personas desean realizar buenas acciones para tener una mejor reencarnación. Obviamente esta creencia determina la forma de vida de la sociedad.
- Lenguaje. El lenguaje no solo permite la comunicación, sino que también influye en cómo pensamos y percibimos el mundo. Permite compartir ideas, tradiciones, y conocimientos. Además del lenguaje verbal, la comunicación no verbal (como gestos, expresiones faciales y lenguaje corporal) también varía en las culturas y sirve para trasmitir información.
- Arte y símbolos. El arte en todas sus formas (pintura, música, literatura, danza, teatro, etc.) es una expresión de la cultura y sirven como medio de comunicación. Los símbolos, son objetos o acciones que son claves en la comunicación de los valores y creencias culturales. Los carnavales de Cádiz, el festival de cine de San Sebastián, o el festival de teatro de Mérida son ejemplos de cómo el arte puede transmitir la cultura un lugar.
- Costumbres y tradiciones. Las costumbres son actividades y comportamientos que son rutinarios o ceremoniales (por ejemplo, la costumbre de echar la siesta en España). Las tradiciones son prácticas heredadas que se transmiten y mantienen dentro de una cultura. Así, las diferentes fiestas son momentos de celebración que refuerzan la cultura y fortalecen la unión entre ciudadanos (como la Semana Santa o la Navidad).
- Cocina y gastronomía. La comida es un elemento central de la cultura, reflejando la geografía, la historia y las creencias de una sociedad. Las técnicas culinarias, ingredientes, platos típicos y rituales asociados con la comida nos dicen mucho sobre los valores y la forma de vida de una comunidad.
- Moda y vestimenta. La ropa que usamos también está influida por la cultura, a través de estilos, colores, y lo que se considera apropiado para diferentes ocasiones.
• El ser humano como ser cultural.
La cultura es algo que distingue a la humanidad. A diferencia de otros seres vivos, los humanos crean, aprenden y transmiten cultura, lo que influye en todos los aspectos de su vida, desde el comportamiento hasta las creencias y valores. Desde el momento en que nacemos, la cultura comienza a influir en cómo percibimos y nos relacionamos con el mundo. Este proceso, conocido como socialización, es fundamental para nuestro desarrollo.
Aquí hay algunas razones clave por las cuales el ser humano es considerado un ser cultural:
Aprendizaje y transmisión cultural. A través de la socialización, aprendemos las normas, los valores, las creencias y las expectativas de nuestra sociedad. Esto incluye desde las normas básicas de cómo relacionarnos hasta aspectos más complejos como la ética. Este aprendizaje cultural se transmite de generación en generación. Por ejemplo, en algunas culturas hay gran respeto por las personas mayores. Si un adolescente va sentado en un autobús y entra una persona mayor, el joven sabe que se debe levantar y ceder el asiento.
Percepciones y comportamientos. La cultura influye en nuestra percepción de cómo vemos el mundo y en cómo reaccionamos ante diferentes situaciones. Esto puede verse en aspectos como nuestros comportamientos, nuestros gustos en comida y arte, y nuestras expectativas en las relaciones personales. Por ejemplo, en Alemania la falta de puntualidad es una gran falta de respeto, algo que no ocurre en algunos países latinoamericanos. Estas diferencias culturales influyen en cómo las personas gestionan su tiempo.
Construcción de la identidad y la personalidad. La cultura es clave en la construcción de nuestra identidad. A través de relaciones con la familia, los amigos, la educación y los medios de comunicación, desarrollamos una idea de quiénes somos y de nuestro lugar en la sociedad. Cada cultura tiene un conjunto de roles sociales definidos que dictan cómo se espera que nos comportemos según edad, género, o posición social y que influye en nuestra personalidad. En muchos países, los roles de género tradicionales todavía marcan las expectativas hacia hombres y mujeres, influenciando en la identidad personal. Por ejemplo, en algunas culturas, se espera que los hombres sean el principal sostén económico de la familia y muestren cualidades como la fortaleza y la decisión, mientras que las mujeres deben priorizar el matrimonio y la maternidad, y valorar la empatía y la sensibilidad. Estas expectativas pueden moldear los comportamientos de las personas.