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7. ¿Qué es la empatía emocional?

 Alejandro acababa de romper con Natalia después de dos años de relación. Así que cuando Bea organizó una fiesta no sabía si era mejor no invitarla.

- Oye Alejando, no sé si invitar a Natalia a la fiesta de este finde– preguntó Bea.

- A mí me da igual. No me importa si viene o no. Haz lo que quieras – contestó Alejandro.

Sus palabras decían que daba igual, pero la manera en la que Alejandro retiró la mirada, se cruzó de brazos, al mismo tiempo que se le quebraba la voz, decía otra cosa totalmente contraria. Bea entendió que el orgullo no le dejaba a Alejandro expresar sus emociones verbalmente y reconocer que se sentiría mal si veía a Natalia tan pronto después de la ruptura. Así que Bea, finalmente, no la invitó a la fiesta para proteger a su amigo.

- Veo que finalmente Natalia no viene –decía Alejandro en la fiesta, visiblemente aliviado.

- Al final he pensado que, aunque a ti te daba igual, yo prefería no invitarla – añadía Bea.

- Bueno, si es lo que tú quieres… - concluía Alejandro satisfecho.

Bea había sido capaz de detectar las emociones de su amigo a través de su comunicación no verbal, y no solo eso, sino que además había dejado su orgullo intacto. Alejandro la adoró por eso. No cabe duda de que Bea era una maestra de la inteligencia emocional.

Aunque ya vimos que la empatía era una de las principales habilidades sociales, aquí nos centraremos en su faceta emocional.


La EMPATÍA EMOCIONAL es la habilidad que permite detectar las emociones de las demás personas, especialmente a través de la comunicación no verbal.


Ser consciente de nuestras propias emociones son los cimientos sobre los que se construye la empatía, puesto que, cuanto más presentes tengamos nuestras propias emociones, mayor será́ nuestra habilidad para comprender los sentimientos de los demás. 

En ocasiones las personas tienen dificultad para expresar sus propias emociones y estas suelen expresarse a través de otros medios.  La clave que nos permite entender las emociones de los demás radica en la capacidad para captar los mensajes no verbales (el tono de voz, los gestos, la expresión facial, etc.). 

Esto es porque a diferencia de la mente racional, que se comunica a través de las palabras, las emociones lo hacen de un modo no verbal. De hecho, cuando las palabras de una persona no coinciden con el mensaje que nos transmite su tono de voz, sus gestos u otros canales de comunicación no verbal, las emociones no deben buscarse tanto en el contenido de las palabras como en la forma en que nos está transmitiendo el mensaje. 

Una regla general utilizada en las investigaciones sobre la comunicación afirma que más del 90% de los mensajes emocionales es de naturaleza no verbal (la inflexión de la voz, la brusquedad de un gesto, etc.) y que este

tipo de mensaje suele captarse de manera inconsciente, sin que la persona se de cuenta de lo que se está comunicando.

En la mayoría de los casos, las habilidades que nos permiten detectar las emociones a través de gestos, se aprenden simplemente con el paso de los años. Sin embargo, es útil que repasemos los principales mensajes emocionales que se pueden transmitir con la comunicación no verbal.


Además de la comunicación verbal, también es importante la voz. No es sólo lo que decimos, sino cómo lo decimos. en fijan en el tiempo y el ritmo, en el volumen de la voz, en el tono y la inflexión, y en los sonidos que transmiten comprensión y asentimiento. Pensemos que el tono de voz puede mostrar sarcasmo, enfado, afecto o confianza.


Pasamos ahora a las habilidades emocionales interpersonales

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