2.2 FUNCIONAMIENTO DEL MERCADO DE COMPETENCIA PERFECTA
Vídeo explicativo. Competencia perfecta
En competencia perfecta las empresas aceptan el precio del mercado, ya
que no tienen manera de poder influir en él.
¿Por qué las empresas
no pueden variar el precio que fija el mercado?
En el supuesto de que una empresa en un mercado competencia
perfecta intentara fijar un precio diferente al de mercado se encontraría con
una serie de problemas. Volvamos al ejemplo de Carlos o María que vendían
patatas a tiendas y supermercados.
Si alguno tratase de subir el precio dejaría de vender,
debido a que las patatas son iguales que las de las demás empresas del mismo
mercado, y los consumidores, que poseen una información perfecta, saben que
otras empresas lo ofrecen a un precio inferior y pueden acudir a otra a
comprarlo.
Si tratase de bajar el precio, podríamos pensar que vendería a todo
el mercado en principio, porque los consumidores se darían cuenta que las
patatas son más baratas, y las demás dejarían de vender.
Pero ni Carlos ni María
pueden producir lo suficiente para cultivar las patatas que se necesitan en toda
España ni en toda Andalucía. Durante un periodo de tiempo, la empresa generaría
beneficios, aunque vendiera a un precio menor, ya que vendería un mayor número
de patatas, pero las demás empresas viendo esto también bajarían los precios,
lo que haría que al final todas las empresas vendieran más o menos lo mismo,
pero con menores precios y menores beneficios.
En definitiva, si
Carlos o María tratan de subir o bajar el precio de mercado ganarán menos
dinero.
La competencia perfecta y la eficiencia
Cuando definimos competencia perfecta en el apartado
anterior dijimos que este mercado llevaba a la eficiencia. La razón es que para
que las empresas puedan ganar más dinero tienen que buscar disminuir sus costes
de manera continua. Es decir, deberán buscar métodos de producción dónde sus
trabajadores sean más productivos.
Aquellas empresas que
no consigan ser eficientes tendrán costes muy altos y no tendrán beneficios.
Ante esta situación, las empresas que sobreviven serán siempre las que mejor
producen. Por tanto, la competencia perfecta lleva a la eficiencia económica.