ACTIVIDAD 13. LA REDUCCIÓN DE CONVENIOS COLECTIVOS CON EL COVID-19
En primer lugar, vamos a ver el siguiente vídeo
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La negociación de los
convenios colectivos se desploma por el coronavirus
En lo que va de año se han
firmado 188 acuerdos, menos de la mitad de acuerdos de lo habitual en este
periodo en ejercicios anteriores
No hay un solo flanco del mercado
laboral que no se haya visto afectado por el coronavirus. Tampoco se ha librado
la negociación colectiva, que desde marzo ha vivido un frenazo en seco. Lo
habitual es que en primavera se animen las conversaciones y la firma de
convenios nuevos se acelere. En años anteriores, entre abril y julio se
acordaban más de 400; en 2020, han sido casi cuatro veces menos, 124, según los
datos del Ministerio de Trabajo. A la hora de buscar una causa, los
protagonistas de la negociación colectiva, sindicatos y empresarios, no tienen
ninguna duda: todos señalan a la pandemia.
Las negociaciones de convenios tienen sus rituales y sus etapas a lo largo del año. Primero se revisa su aplicación el año anterior: compensaciones, complementos, cláusulas de revisión… Aunque esto último cada vez se hace menos, porque con la crisis anterior y los precios tan débiles han perdido uso. Pero la costumbre sigue, y esta dicta que a partir de marzo o abril comienza a hablarse de los convenios nuevos y se le da un impulso que llega hasta bien entrado el verano. Sin embargo, este año el coronavirus ha roto esa dinámica.
Durante los primeros siete meses
de 2020, el Ministerio de Trabajo ha registrado solo 188 convenios cuyos
efectos económicos entraban en vigor este año. Estos afectaban a algo más de
150.000 asalariados. A estas alturas de 2019, ya se habían cerrado 471 pactos
que amparaban más de 1,2 millones de trabajadores. Y en 2018, la actividad era
incluso más frenética: 536 convenios y casi 1,5 millones de empleados.
“Sin duda es por la pandemia”,
zanja Mari Cruz Vicente, secretaria de Acción Sindical de CC OO, “estos meses
no ha habido negociación colectiva”. “La realidad no lo ha permitido”, añade,
apuntando que tanto los empresarios como los representantes de los trabajadores
estaban absorbidos por los múltiples frentes que la covid-19 ha abierto en las
empresas: expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), garantizar la
salud de quienes tenían que trabajar en los servicios esenciales, equipos de
protección individual, reorganización de turnos de vacaciones, teletrabajo…
”Hemos estado en la propia
gestión del día a día”, resume el portavoz oficial de CEOE. Otra fuente de la
patronal ratifica lo que dicen los sindicalistas y suma, como añadido, un
problema estructural de falta de recursos en los agentes sociales desde hace
años: “Somos los mismos los que nos vemos en todas las mesas”. Una forma de
decir que faltan manos.
Gonzalo Pino, de UGT, comparte
las explicaciones de sus contrapartes. “Hemos estado el 90% del tiempo en
afrontar la situación [provocada por el coronavirus]”. Además, el secretario de
Política Sindical del sindicato apunta también a la reforma laboral de 2012 y
“la complejidad” creada al dar “preferencia en la aplicación a los convenios de
empresa frente a los sectoriales”.
El frenazo en la negociación
colectiva no implica consecuencias inmediatas y directas sobre los
trabajadores. Para empezar, los convenios nuevos firmados este año no suponen
el conjunto de la negociación colectiva. Están también vigentes los firmados en
años anteriores, que se pactan por periodos más largos que antaño. La duración
media este año es de 3,4 años frente a tres años en 2015. Así, durante los
primeros siete meses de 2020, hay algo más de 2.500 convenios activos que amparan
a casi siete millones de trabajadores.
Las consecuencias de que se
estanque la negociación de convenios nuevos y la renovación de los que caducan
no son inmediatas. Además es habitual que los convenios se firmen con efectos
retroactivos. En la reforma laboral se limitó la vigencia de los convenios no
renovados a un año, pasado ese tiempo lo pactado, en teoría, decaía y se
aplicaba lo previsto en el convenio sectorial superior si lo había o el mínimo
contemplado por la ley. Posteriormente los tribunales han ido delimitando
jurídicamente lo dispuesto en la reforma y precisaron que los convenios solo
perdían vigencia si no se había pactado expresamente su continuidad hasta la
renovación. Incluso llegaron a señalar que si el convenio decaía, las condiciones
laborales pactadas en él (sueldo, horario, jornada…) pasaban a formar parte del
contrato individual del trabajador.
No obstante, esta jurisprudencia
no supone que esas cláusulas sean inamovibles. También en la reforma de 2012 se
abrió la opción de que el empresario pudiera modificarlas tras un periodo de
negociación —que no tiene por qué acabar con acuerdo— si había causas objetivas
justificadas como caída de ingresos durante dos trimestres o pérdidas presentes
o previstas, circunstancias que fácilmente pueden producirse a raíz de la
crisis del coronavirus.
Menos vigor en los salarios
Además de un menor número de
convenios firmados, en lo que va de 2020 también se observa un crecimiento
menor de los sueldos pactados. En los 188 convenios firmados hasta julio, la
subida salarial media es del 1,7%, muy lejos del 3,8% que se manejaba el año
pasado por las mismas fechas.
Esto ha provocado que también el
salario pactado en todos los convenios vigentes, tanto los firmados este año
como los plurianuales de ejercicios anteriores, crezca a menor ritmo. En los
primeros siete meses de este año, el incremento medio es del 1,94%. En cambio,
a finales del año pasado, ese porcentaje era del 2,27%.
CONTESTA LAS PREGUNTAS .
A) ¿Qué diferencia hay entre la negociación coletiva y los convenios colectivos?
B) ¿Por qué se están firmando menos convenios?
C? ¿Qué consecuencias tiene que haya menos convenios firmados?